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Nueva revisión del FOME y los mismos viejos problemas

Con corte al 5 de octubre, desde el Fondo de Mitigación de Emergencias (FOME) –creado por el Gobierno nacional para hacer frente a las consecuencias de la pandemia– se han desembolsado 14,7 billones de pesos, de un total de 25,5 billones disponibles.

Así se desprende de una nueva revisión llevada a cabo por el Observatorio Fiscal de la Pontificia Universidad Javeriana. La investigación da cuenta de desembolsos centrados en cuatro áreas principales: el programa Ingreso Solidario (4,1 billones); subsidios a la nómina desde los programas de Apoyo al Empleo Formal –PAEF– y de Apoyo a la Prima –PAP– (3,3 billones); transferencias a programas sociales (3,3 billones); y con destino a sectores como Salud, Educación, Vivienda y Justicia (796 mil millones).


Estas verificaciones, que se llevan a cabo cada 15 días, tienen dos fuentes principales: el Portal de Transparencia Económica y la Sección de Presupuesto Covid de la página web del Ministerio de Hacienda. Adicionalmente, los datos se contrastan con el sitio sobre Ejecución Presupuestal de los recursos para la emergencia, el cual fue habilitado el pasado 11 de septiembre.


Aunque se han puesto más recursos de información para la ciudadanía, navegar la cantidad de contratos, resoluciones, decretos y declaraciones públicas que configuran el complejo entramado de la disposición de recursos para atender la emergencia toma mucho tiempo –más del que tienen en sus manos aún los ciudadanos más interesados en el tema–. Como contamos hace un par de meses, una primera revisión de estas informaciones tomó, en suma, 26 días.


Más allá de estas consideraciones, esta nueva revisión sobre los ritmos de ejecución al interior del FOME contrasta con las declaraciones emitidas en los últimos días por el ministro de Hacienda, las cuales ratifican que el Gobierno sigue sin informarles a los colombianos cuánto dinero se ha dispuesto para hacer frente a la emergencia.


El pasado 14 de octubre, por ejemplo, el ministro de Hacienda participó en la cumbre cafetera. En su presentación ante los asistentes, habló de recursos “aprobados” por un valor de 33,8 billones de pesos. Sin embargo, un par de días antes, en una entrevista concedida a El Tiempo, el funcionario habló de 33,7 billones. Aunque pudiera parecerlo, no se trata de una diferencia menor.

Estamos hablando de billones –es decir, millones de millones de pesos–. 100 mil millones de pesos no son, pues, una cantidad despreciable.


Esta diferencia en los montos que se van reportando recuerda, por ejemplo, el escenario que se vivió en mayo pasado, cuando el Gobierno aseguró, a través del viceministro de Hacienda, que se estaban invirtiendo “cerca de 117 billones de pesos para atender la emergencia”.


Los montos y las inversiones requeridas para hacer frente a una emergencia pueden cambiar permanentemente –al fin y al cabo estamos en medio de una pandemia–. Eso no tiene nada de malo y es comprensible.


El problema gira en torno a que los cambios en los montos asignados, las destinaciones y los desembolsos no se le están contando a los colombianos de una forma proactiva, detallada, clara y transparente. De hecho, el Gobierno no publicó un plan de gastos e inversiones detallado –peso por peso, y no billón por billón– sobre cómo planeaba hacer frente al escenario actual. Y, como vemos, sigue sin hacerlo.


Han pasado más de siete meses desde que se declaró la emergencia. Aunque devastadora, con graves consecuencias y tan delicada como al inicio, la pandemia ya no es una novedad. La negativa del ejecutivo para ser totalmente claro con los ciudadanos sobre cuánto se ha gastado y se planea gastar en este frente, más que consecuencia de hechos inesperados, por momentos pareciera más ser un producto de la indolencia y el desinterés.

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