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Colombia se rezaga frente a Chile, Perú y Brasil en el equilibrio entre crecimiento y deuda

  • Observatorio Fiscal
  • hace 26 minutos
  • 7 Min. de lectura

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La mayoría de países al discutir sus cifras de crecimiento y sobre la situación fiscal tienden a comprarse con su pasado y no con países pares que ayuden a entender la magnitud de las ganancias o las pérdidas de algún periodo. En este blog hacemos una comparación entre países latinoamericanos que tienen en común que son economías en desarrollo, abiertas y dependientes de materias primas y de los flujos de capital externo, tienden a oscilar entre bonanzas cortas y episodios de ajuste. 


En este blog comparamos la trayectoria del crecimiento de la economía, la deuda y el balance fiscal de Chile, Colombia, Perú y Brasil entre 2013 y 2024. Al seguir su desempeño y leer juntas las cifras de crecimiento, deuda y balance fiscal, se ve que Colombia fue perdiendo la ventaja que tenía en el crecimiento del PIB justo cuando sus cuentas fiscales se alejan de las de Chile y Perú y comienzan a parecerse más al caso brasileño. 


Figura 1. Crecimiento del PIB real (2013–2024, % anual) 

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La figura 1 nos muestra que antes de la pandemia, Colombia era de las economías que más crecía del grupo. En 2013 creció 5,1% y hacia 2019 todavía se expandía por encima de 3%. Perú mantuvo un comportamiento similar, mientras Chile crecía a ritmos más bajos y Brasil encadenaba un periodo de bajo crecimiento con recesiones a mediados de la década. 


La pandemia invirtió temporalmente ese orden. En 2020, el PIB de Colombia cayó 7,2%, el de Perú casi 11% y el de Chile algo más de 6,0%, mientras Brasil tuvo una contracción más moderada. El rebote de 2021 fue igual de intenso y en 2022 Colombia llegó a crecer 7,3%, muy por encima de las tasas cercanas a 3,0% que registraron Chile, Perú y Brasil. 

Ese impulso se agotó rápido. En 2023 el crecimiento colombiano se frenó a 0,7%, mientras Brasil alcanzó 3,2% y Chile y Perú se movieron alrededor de cero. Para 2024, la economía en Colombia creció 1,6%, frente a cifras cercanas a 2,5% y 3,5% en los otros tres países. 

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Figura 2. Comportamiento del PIB como índice para todos los países 

Panel A. Punto de partida 2019=100 

Panel B Punto de partida 2022=100 

Otra forma de ver estos resultados es poner un año base para revisar el comportamiento reciente desde un momento determinado, donde de forma indicativa se iguala la producción de los países en un índice igual a 100 para el momento de comparación. 


Para mirar el comportamiento de las economías relativo a la prepandemia, se fija el nivel de 2019 en 100 (Figura 2, panel A). Se encuentra que el país con mejor desempeño de crecimiento económico relativo a la prepandemia es Colombia. Para 2024 el índice de PIB de Colombia se ubica en 113, por encima de Chile (110), Perú (107) y Brasil (111). Pero si se toma como referencia 2022=100 (Figura 2,  panel B), el bajo crecimiento reciente se hace evidente: en 2024 Colombia apenas llega a 102, mientras Chile y Perú alcanzan 103 y Brasil 107. 


En la foto reciente de crecimiento económico, el país pasa de encabezar el grupo durante buena parte del periodo a ubicarse al final de la fila en el ciclo más cercano, lo que reduce el margen para seguir usando la idea de un “crecimiento estructuralmente más alto” como justificación del mayor endeudamiento y pone en entredicho que las expansiones fiscales desde 2022 han estimulado la economía: no estamos creciendo más que nuestros pares regionales. 


Figura 3. Deuda bruta (2013–2024, % del PIB)  

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La figura 3 muestra el comportamiento de la deuda bruta entre el grupo de países, donde el punto de partida para Colombia era mucho más cómodo, pues había menos deuda. En 2013, la deuda de Colombia equivalía a 36,6% del PIB; la de Chile, a 12,8%; la de Perú, a 18%; y la de Brasil, a 57,2%. Es decir, un “club andino” de baja deuda (Chile y Perú), una Colombia intermedia, pero más cercana a Perú y Chile, y un Brasil ya muy apalancado. 


Hacia 2019, la deuda colombiana había subido a 50,3% del PIB, mientras Chile y Perú se acercaban a 30% y Brasil a 92,6%. El choque de la pandemia empujó la deuda de todos hacia arriba, pero no en la misma magnitud: en 2020, Colombia saltó a 65,0% del PIB, con un aumento de más de 14 puntos en un solo año, el mayor del grupo, mientras Chile y Perú quedaron todavía por debajo de 35% e incluso Brasil subió su deuda en la mitad que Colombia: 6 puntos. 


A partir de 2021, las trayectorias se separan. Perú reduce su deuda desde cerca de 36% del PIB a niveles en torno a 33% hacia 2023–2024. Chile continúa aumentando, pero de manera gradual, hasta alcanzar alrededor de 42%. Brasil corrige buena parte del exceso y se sitúa cerca de 80%. Colombia, en cambio, se mantiene alrededor de 60% en 2020–2021, baja a 56,3% en 2023, pero en 2024 vuelve a subir su deuda a 61,6%. Este aumento reciente se distancia de los demás países de la región. 


En 2024, Colombia se ubica en más de 28 puntos del PIB por encima de Perú, casi 20 puntos por encima de Chile y solo por debajo de Brasil. En una década dejó de parecerse, en niveles, al grupo andino de baja deuda y se instaló en una franja intermedia incómoda: demasiado endeudada para compararse con Chile o Perú, pero todavía lejos todavía lejos del extremo brasileño. Sin embargo, si no se corrige la trayectoria de endeudamiento, Colombia seguirá acercándose a ese nivel, con el riesgo de enfrentar mayores primas de riesgo, una carga de intereses más pesada y cada vez menos espacio fiscal para responder a nuevos choques. 


Para entender por qué la deuda terminó en ese nivel, no basta con mirar el tamaño del choque del COVID; hay que ver qué ocurrió con los balances fiscales y qué tan rápido corrigieron los países el desequilibrio entre ingresos y gastos.

 

Figura 4. Balance fiscal (2013–2024, % del PIB) 

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La figura 4 muestra que antes de 2020, todos los países operaban con déficits, pero no del mismo tamaño. Colombia se movía en torno a -3,0% del PIB. Chile solía ubicarse entre -1,0% y -3,0% del PIB, y Perú pasó de un superávit de 0,9% en 2013 a desequilibrios moderados. Brasil, en contraste, pasó buena parte de la década con déficits cercanos a -7% del PIB. 


La pandemia disparó esos números. En 2020, Chile registró -7,3% del PIB, Colombia -7,8%, Perú -8,9% y Brasil -11,6% del PIB. A partir de ahí, la diferencia estuvo en la velocidad del ajuste. En 2022, Chile pasó a un superávit de 1,1% del PIB y Perú se ubicó en -1,7%, mientras Brasil disminuyó su déficit a -4,6% del PIB. 


Colombia redujo su déficit más despacio. El déficit pasó de -7,8% del PIB en 2020 a -4,2% en 2023, sin alcanzar los bajos niveles de Chile y Perú. Para 2024, los resultados mostraron un mayor deterioro hasta -6,7% del PIB, ubicándose como el segundo país con mayor déficit del grupo, solo por detrás de Brasil (-8,5% del PIB). Mientras Chile y Perú regresan a saldos en torno a -2,0% o -3,0% del PIB, Colombia se queda en una banda de -4,0% a -7,0% del PIB, con un repunte preocupante en el último año. Esa combinación de ajuste más lento y menos estable ayuda a explicar por qué la deuda colombiana se quedó “pegada” en niveles altos, incluso después de los años de mayor crecimiento. 


Leídas juntas, las tres gráficas dejan un mensaje poco cómodo. En crecimiento, Colombia ya no puede presentarse como la economía que sistemáticamente supera a sus pares regionales: la ventaja que mantuvo en 2013–2019 y en el rebote de 2021–2022 se diluyó y, en 2023–2024, se convirtió en el país más rezagado. En deuda sí hubo un cambio estructural: el país dejó atrás el grupo de baja deuda y se acercó a niveles que lo hacen más vulnerable a los vaivenes de las tasas de interés y del tipo de cambio. 

Y en el balance fiscal hoy muestra el segundo déficit más alto del vecindario, después de un ajuste más corto y menos consistente que el de Chile y Perú. Durante años, una parte del debate justificó el endeudamiento colombiano con la idea de que el país “se podía dar ese lujo” porque crecía más rápido que la región.


Las cifras recientes muestran que esa justificación se agotó: el diferencial de crecimiento prácticamente desapareció, pero el peso de la deuda y el pago de intereses sigue ahí, concentrado en un presupuesto cada vez más rígido. Por otro lado, se ha dicho que se justifica el endeudamiento porque el gobierno está estimulando el crecimiento económico, esto no lo reflejan los datos pues Colombia no está creciendo más que sus pares regionales. 


De cara a los próximos años, la discusión fiscal ya no puede limitarse a cumplir o no una meta puntual de déficit. Lo que está en juego es la trayectoria conjunta de crecimiento, deuda y balance, y el lugar que Colombia quiere ocupar frente a sus pares: acercarse a la prudencia de Chile y Perú, con déficits contenidos y espacio para ahorrar en los años buenos, o acostumbrarse a operar cerca del límite, como Brasil, dependiendo en mayor medida de la paciencia de los mercados. Algo interesante de mirar a Brasil, es que sus cambios fuertes en el crecimiento y déficit, acompañado de un alto nivel de deuda la ubican como la economía que menos ha crecido en los once años analizados. Esto, quiere decir que la estabilidad fiscal sí termina afectando el crecimiento.  


Si Colombia mantiene la combinación actual de menor crecimiento, deuda alta y un déficit más amplio que el de sus vecinos andinos, el ajuste el ajuste llegará de todas maneras, pero en peores condiciones y con menos margen de maniobra para la política fiscal. Desde el Observatorio Fiscal seguiremos monitoreando estas trayectorias y sus implicaciones para la sostenibilidad de las finanzas públicas del país. 

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