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Pulso social y el futuro incierto que perciben muchos colombianos

Actualizado: 8 mar. 2022

Hace algunas semanas, Juan Daniel Oviedo, director del Departamento Nacional de Estadística (Dane), le detalló a la revista Semana cómo la inflación y el ciclo político ya evidencian una reducción del optimismo de las personas. Tiene razón. Y no es para menos. La vida está cara y la ciudadanía tiene preguntas sobre el alcance de las medidas que el próximo gobierno –cualquiera sea su orientación política o ideológica– tendrá que adoptar en materia fiscal y tributaria.

El análisis del panorama actual tiene mucho de económico, pero también mucho de político y de social –en términos de percepción cotidiana sobre la situación del país e, incluso, del mundo.


El tema de fondo es que las reformas que tendrán que implementarse –y, antes, concertarse, explicarse, debatirse y tramitarse– deberán contar con apoyo suficiente a nivel político –lo cual subraya la importancia de votar, y votar bien, el próximo 13 de marzo en las elecciones legislativas–, pero también a nivel ciudadano.


La economía política –el capital con el que cuentan los gobiernos para hacer realidad sus programas de gobierno– se alimenta, en buena medida, de apoyo popular.


De ahí la necesidad de conocer qué está pensando la gente sobre el estado de cosas en el país actualmente, y cómo ven el futuro próximo.


Para este efecto, el Dane ha desarrollado una medición útil y amplia a la que venimos haciendo seguimiento hace ya casi dos años. Se trata de Pulso Social, cuya edición 19 se dio a conocer hace unas semanas.


Desarrollada con el propósito de conocer el impacto de la pandemia en la sociedad colombiana, esta medición –que tiene el apoyo técnico de Unicef– aborda temas como confianza del consumidor, bienestar subjetivo, redes de apoyo de los hogares, bienestar de los hogares, y acceso a políticas nacionales y locales de apoyo a los hogares. Se realiza en 23 ciudades capitales de departamento y áreas metropolitanas.


La nueva ronda de Pulso Social entrega datos sobre cómo prevé la ciudadanía el panorama nacional en los próximos doce meses.


Preguntados sobre la situación económica de su hogar en enero de 2022 comparada con la que vivía un año atrás, el 42% de las personas jefes de hogar dijo que esta era peor. El 38,2% consideró que era igual.


Preguntados sobre la situación económica del país dentro de 12 meses, el 33,4% dijo que será igual a la actual, mientras que el 32,1% estimó que será peor. El 74% de las personas que son jefes o jefas de hogar dijo que no tenía posibilidades de ahorrar una parte de sus ingresos, mientras que el 10% dijo que no tenía ingresos. Siguiendo esta misma línea, el 86,5% de las personas que son jefes o jefas de hogar dijo que él, ella o algún integrante del hogar no tendrá dinero disponible en el próximo año para salir de vacaciones.


El estudio también indagó sobre la previsión de las personas respecto al comportamiento de los precios. “Frente a la pregunta ¿cómo cree usted que se comportarán los precios en el país en los siguientes 12 meses comparados con los 12 meses anteriores? 71,2% de las y los jefes de hogar contestaron que aumentarán mucho y 15,2% dijeron que aumentarán igual”, señala el Dane.


Preguntados sobre el uso del tiempo durante los siete días previos a la encuesta, el 51,1% de los jefes de hogar dijeron que estaban trabajando, mientras que el 34,5% dijo estar dedicado a los oficios del hogar.


Pulso Social también agrega datos sobre el estado de ánimo de las personas. Puntualmente para enero de 2022, encontró que, en los siete días previos a la encuesta, el 30,3% de las personas aseguró haber sentido preocupación o nerviosismo. Por su parte, el 18,4% de personas dijo haber sentido cansancio.


Una situación económica poco alentadora en lo personal, precios altos y niveles considerables de preocupación. Se trata de una combinación poco deseable en un contexto marcado por la incertidumbre en los planos nacional e internacional.


Se trata, en cualquier caso, de la realidad. Así están las cosas, y ese es el panorama que habrá que navegar al momento de promover reformas y presentárselas a la ciudadanía. El reto estará en buscar, en medio de la complejidad de los ajustes por venir, espacios para escuchar a la ciudadanía y atender sus preocupaciones.


La historia reciente del país ha demostrado que el problema no es “que la gente no entienda” o que “falta pedagogía” para explicar iniciativas que terminan siendo especialmente lesivas para amplias capas de la población. Así las cosas, la tarea del próximo gobierno, de los diseñadores de política pública y de las partes involucradas en los procesos será escuchar, atender y valorar preocupaciones ciudadanas que son tan reales y legitimas como las de los tecnócratas más informados y racionales.


El pulso social será, pues, crucial para los complejos tiempos que vienen en lo político y lo económico.

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