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El desempleo también tiene enfoque de género

Además de golpear seriamente los bolsillos de más de cinco millones de hogares, la preocupante realidad del desempleo en Colombia ha afectado también la participación de las mujeres en el mercado laboral.

Así se desprende de las cifras reveladas por el DANE sobre el comportamiento del Mercado Laboral según Sexo para el trimestre marzo-mayo de 2020. Los datos entregados dan cuenta de la profundización de problemáticas estructurales asociadas a los roles de mujeres y hombres no solo en el lugar de trabajo sino también en el hogar, sobre todo si se tiene en cuenta que los meses analizados corresponden a los de confinamiento más estricto por cuenta de la pandemia del Covid-19.

Juan Daniel Oviedo, director del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), reveló que, en promedio, las mujeres están destinando más de siete horas diarias al trabajo de cuidado no remunerado; los hombres, solo tres horas. Esto contrasta con las horas promedio trabajadas en el mercado laboral, donde un hombre trabaja nueve horas y una mujer, siete.

Antes de seguir avanzando, recordemos las más recientes cifras de desempleo: en mayo, el país tuvo una tasa de desempleo del 21,4 por ciento, la más alta en la historia del país, por lo menos desde que tenemos registro. Durante ese mes había 17 millones 361 mil personas trabajando en Colombia, una cifra que contrasta con el dato de febrero, cuando hubo 22 millones 456 mil personas trabajando.

Entonces, ¿cómo se comportó el mercado laboral desagregado según sexo durante el trimestre marzo-mayo? El DANE detalla, por ejemplo, que la participación de mujeres económicamente activas se redujo en casi 2 puntos porcentuales, al pasar de 43 a 41,3 por ciento. Hoy en Colombia hay poco más de 9 millones de mujeres económicamente activas, frente a casi 13 millones de hombres.

En lo que respecta a la población ocupada, la participación de las mujeres también se redujo. En el mismo periodo marzo-mayo de 2019 era de 41,6; este año se ubicó en 39,5 por ciento.

El informe también señala que persiste una participación diferenciada de las mujeres por actividad. Así, cuatro actividades –comercio y reparación de vehículos; administración pública y defensa, educación y atención a la salud; actividades artísticas, entretenimiento y otros servicios; y alojamiento y servicios de comida– emplearon al 63,8 por ciento de las mujeres ocupadas, y solo al 34,2 de los hombres.

En general el incremento en puntos porcentuales de la tasa de desempleo de las mujeres fue superior al de los hombres. Si se compara el trimestre marzo-mayo en 2019 y 2020 se observa que la tasa de desempleo en hombres pasó de 8,4 a 15,2 por ciento, mientras que para las mujeres pasó de 13,5 a 21,4 por ciento.

El informe del DANE también incluye un interesante enfoque cualitativo con respecto a la situación derivada de la emergencia sanitaria. Se evidencia, por ejemplo, que, entre la población desocupada, el 32,4 por ciento de las mujeres afirma haber tenido “problemas para conseguir alimentos o productos de limpieza”.

Sin embargo, las mujeres que hacen parte de la población ocupada también experimentan dificultades por cuenta de la pandemia. Por ejemplo, el 28,9 por ciento dijo que no ha podido “realizar pago de facturas y deudas”, frente al 27,9 por ciento de los hombres.

El director del DANE presentó estos resultados en un conversatorio virtual con Paula Herrera Idárraga, profesora asociada del Departamento de Economía de la Pontificia Universidad Javeriana y directora de la Escuela de Género y Economía de esta universidad, y Gheidy Gallo, consejera presidencial para la Equidad de la Mujer.

“Aun cuando podemos ver el número de personas ocupadas, y tal vez en ocupación esas brechas parecen no estar ahondándose mucho, tenemos que hacer un trabajo muy juicioso de ver el número de horas de trabajo diferenciadas para hombres y mujeres”, señaló la profesora Herrera-Idárraga. “Además, diferenciando no solo a hombres y mujeres en agregado, sino para padres y madres, con presencia de niños menores en el hogar. Esto nos podría dar mejor información sobre si esa brecha de ocupación, que parece no estar agrandándose, en realidad sí lo está haciendo”, agregó.

Por su parte, la consejera Gallo sostuvo que “una mayor inclusión en condiciones de equidad de las mujeres en el mercado laboral contribuye a un crecimiento con sostenibilidad. El FMI (…) ha señalado que, si cerramos las brechas en el mercado laboral entre hombres y mujeres, un país de renta media como Colombia podría crecer su PIB en un 35 por ciento en un horizonte de cinco años”.

A su vez, el director Oviedo destacó que el cierre de brechas laborales “es un desafío supremamente importante que requiere articular esfuerzos desde todos los frentes (…) El concepto de interdisciplinariedad es fundamental para la construcción de soluciones. Cuando hablamos de estereotipos, es a partir de la educación, no de un curso de buenas maneras”.

Los datos revelados por el DANE les dan soporte riguroso a las aproximaciones hechas hasta ahora por distintos analistas sobre las dinámicas que la pandemia ha traído para el empleo –y el desempleo– en el país. Reparar y fortalecer el tejido laboral debe pasar no solo por la generación de plazas de trabajo, sino también por una garantía de equidad de género y adecuado reparto en las tareas que se desarrollan en el hogar. Es un reto enorme, pero más urgente que nunca.

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