En conmemoración del 8 de marzo, día Internacional de la Mujer, el Observatorio Fiscal quiere compartir un análisis preliminar acerca de la economía del cuidado, qué es, por qué es importante su investigación y su relación con la política fiscal nacional.
En su sentido más amplio, la definición de economía del cuidado incluye las actividades en las que se cuida a otra persona o a sí mismo. Sin embargo, una definición más acotada es la acogida en Colombia por la Ley 1413 de 2010, que la define como el trabajo no remunerado que se realiza en el hogar, relacionado con mantenimiento de la vivienda, los cuidados a otras personas del hogar o la comunidad y el mantenimiento de la fuerza de trabajo remunerado.
Usualmente, el trabajo de cuidado, remunerado y no remunerado, ha sido invisibilizado en el análisis económico y político. Esto se debe a que gran parte de este trabajo es realizado por mujeres y generalmente se asume que es su responsabilidad, por lo cual no se ha valorado adecuadamente.
Uno de los cálculos económicos más importantes que hace el gobierno es el del Producto Interno Bruto (PIB), que en principio consiste en la suma de los ingresos de todos los trabajadores y todas las empresas del país. Sin embargo, al igual que otros países, Colombia excluye de estas cuentas casi todo el trabajo no remunerado monetariamente, como lo es la economía del cuidado. Para corregir este problema, el Dane ha creado lo que se conoce como una cuenta satélite del Sistema de Cuentas Nacionales para estimar la magnitud de las contribuciones económicas de la economía del cuidado. Estas son las actividades que recoge la cuenta satélite y que no se incluyen en la metodología internacional de cálculo del PIB:
1. Organización, distribución y supervisión de tareas domésticas.
2. Preparación de Alimentos.
3. Limpieza y mantenimiento de vivienda y enseres.
4. Limpieza y mantenimiento del vestido.
5. Cuidado, formación e instrucción de los niños, lo que incluye el traslado al colegio y ayuda al desarrollo de tareas escolares.
6. El cuidado de ancianos y enfermos.
7. Realizar las compras, pagos o trámites relacionados con el hogar.
8. Reparaciones al interior del hogar.
9. Servicios a la comunidad y ayudas no pagadas a otros hogares de parientes, amigos y vecinos.
Si estas actividades de Trabajo De Cuidado No Remunerado (TDCNR) estuvieran incluidas en el Sistema de Cuentas Nacionales, harían que el PIB fuera alrededor de un 20% más grande.
Lastimosamente, en el país hay una gran brecha entre hombres y mujeres en el trabajo no remunerado de cuidado. Según estimaciones del DANE, las mujeres aportan cerca del 76.7% del valor del trabajo de cuidado no remunerado monetariamente, y alrededor del 74% de las horas trabajadas. Esta situación está lejos de ser ideal, pues reduce las posibilidades de la mujer frente al hombre en diversas dimensiones, dificultando la equidad y la eficiencia en el trabajo, la educación, la salud, el poder de negociación dentro del hogar y el uso del tiempo.
El estudio del sector del cuidado es crucial para explicar las causas de estas ineficiencias e inequidades, y para ofrecer soluciones desde la política pública. Por esto, en el Observatorio Fiscal de la Pontificia Universidad Javeriana estaremos produciendo análisis desde la economía del cuidado sobre los efectos de la política fiscal en mujeres, minorías, y la población de bajos ingresos. Además, compartiremos estos análisis a los medios de comunicación, al electorado y sus representantes, de tal manera que generen cambios en políticas y contribuyan a una sociedad más abierta y equitativa.
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