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Amigo funcionario: dile no al gaslighting

El pasado fin de semana, luego de ver Love Actually por quinta vez en lo que va de diciembre, nos sentamos a revisar las cartas que llegan a nuestro apartado aéreo. Y, aunque no somos Paul, John, Ringo y George, nos emocionan sus comunicaciones y procuramos responderlas todas.


En esta ocasión una carta, firmada por alguien que se autodenomina Funcionario Confundido, llamó nuestra atención. “¿Quién podrá ser?”, nos preguntamos. En el Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana nos preciamos de tener muchos amigos: académicos, estudiantes, ciudadanos de todas las profesiones, funcionarios y uno que otro político –colombianos de todos los pelambres e ideologías, a quienes apreciamos por encima de cualquier diferencia.


No tardamos mucho en dar con la verdadera identidad de nuestro Funcionario Confundido. Su tono –poco navideño, por decir lo menos– lo delató. “Ustedes no hacen sino quejarse”. “Todo se lo inventan y arman problema por todo”. “¿Están locos o qué?”.

Calma, FC.


No vamos a volver famoso a nuestro amigo. Sin embargo, con espíritu navideño y al ritmo de Mariah Carey, nos aventuramos a lanzar algunas pautas para que puedas lidiar de forma más sana con la crítica.


Notamos con preocupación cómo el tono del debate económico en el país parece cada vez más caracterizado por una técnica de distracción conocida como gaslighting. ¿De qué se trata? La Enciclopedia –“ainciclopeeeedia”, diría Ted Mosby– Britannica lo define como una práctica “elaborada e insidiosa” de distracción y manipulación sicológica orientada a erosionar la confianza de la víctima en su propia habilidad para distinguir entre la realidad y la apariencia, haciendo que esta dependa del gaslighter.


Pero, ¿por qué hablamos de esto? Porque se trata de una práctica que se está volviendo más común de lo que se cree. Basta con darse una pasada por las redes sociales. “Usted no sabe de eso”. “Infórmese”. “Lea primero y después opine” - comentarios que se repiten incluso cuando las preocupaciones manifestadas son legítimas y la información certera. De eso va el gaslighting.


Y no deja de ser triste, pero también profundamente preocupante que ese sea el nivel de la discusión en torno a las políticas presupuestales y macroeconómicas, no solo por cuenta de la delicada coyuntura que vivimos, sino porque parte de los funcionarios que deberían rendirles cuentas a los ciudadanos prefieren no contarles qué hacen con su plata, y la respuesta queda en manos de uno que otro funcionario confundido.


Recordemos, por ejemplo, cómo se dio el debate público –no el legislativo, que fue muy pobre– sobre el proyecto de Presupuesto General de la Nación para 2021.


Periodistas, académicos y centros de pensamiento (nosotros incluidos) señalaron aspectos preocupantes que merecían ser modificados, debatidos con mayor profundidad o que daban como resultado una norma corta para las necesidades actuales del país. Con una frecuencia indeseable, las críticas sustentadas fueron respondidas con gaslighting. A los periodistas, por ejemplo, no faltó quién les dijera que no sabían de economía. A los académicos, que no sabían leer. Y a los ciudadanos de a pie, que armaban problema por todo.


Andar por la vida –por los ministerios o los cargos públicos– cual Iñigo Montoya, cazando peleas y viendo enemigos en todas partes no parece ser la mejor estrategia para convencer a los demás de que estás en lo correcto. Creemos, más bien, en el peso de los argumentos y, sobre todo, en que lo que se diga pueda ser entendido por todos.


Mucho prometimos salir mejores de este 2020. Que 2021 sea un año para tener debates más claros, mejor argumentados, con menos descalificaciones - especialmente por parte de los funcionarios públicos cuyo trabajo es rendir cuentas, no pedirlas - y más verdades.


Aquí estaremos, Funcionario Confundido –amigo, amiga–. Si quieres tener una relación más saludable con la ciudadanía dueña de los 314 billones de pesos que manejas junto con tus colegas, y con los periodistas que trabajan para informar al país, estamos dispuestos a ayudarte.

Y si no podemos ayudarte, al menos podremos ver juntos Love Actually una vez más.


*****


Lo nuestro es la economía y no el humor, pero es 28 de diciembre. De parte de todo el equipo del Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana, les deseamos unas felices fiestas y un 2021 lleno de cosas positivas. Gracias siempre por leernos. En el año que comienza les prometemos más análisis, menos humor y las mismas cantidades de Mariah Carey.

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