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Una herramienta para calificar el riesgo a nivel territorial con enfoque de género

A menudo escuchamos hablar sobre el grado de inversión y la importancia de que las calificadoras de riesgo internacionales mantengan perspectivas positivas respecto a Colombia. Pero, ¿de qué se trata todo esto?


Los países que tienen cierto grado de inversión son considerados menos riesgosos y pueden obtener recursos en condiciones más favorables –especialmente tasas de interés más bajas–.


Actualmente nuestro país tiene una calificación de BBB-, que es la más baja de la categoría de grado de inversión. Así lo estiman dos de las tres calificadoras más importantes a nivel internacional –Fitch Ratings y Standard & Poor’s–. En cuanto a Moody’s, esta mantiene al país en nivel Baa2 –un escalón arriba del nivel más bajo de grado de inversión–.


La calificación de riesgo se obtiene a partir de indicadores que miden la buena gestión de las finanzas públicas, los ritmos de gasto y la estabilidad en las reglas de juego de los países. Se trata, pues, de criterios que también permiten desarrollar buenas prácticas en materia fiscal y de gasto público.


¿Podría, entonces, servir esta serie de criterios para hacer mediciones similares en escenarios diferentes? En el Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana creemos que sí. Es por ello que desde hace algunos meses venimos trabajando –en alianza con la economista Carmenza Saldías– en un modelo que permita hacer calificaciones de riesgo a nivel territorial, haciendo énfasis en la medición de los ritmos de gasto e inversión en apoyo a mujeres y programas con enfoque de género.


A grandes rasgos se trata de dos herramientas: la primera es un instrumento que permite medir el riesgo del gasto, el ingreso, la situación fiscal y de la deuda a partir de observaciones sobre las finanzas de los municipios del país. La segunda identifica el gasto de inversión hacia proyectos destinados a la atención y apoyo de las mujeres a nivel territorial, graficado por medio de mapas que permiten mostrar en dónde se están priorizando este tipo de inversiones y su evolución en el tiempo.


La materia prima de este proyecto es una base de datos del Sistema de Información del Formulario Único Territorial (SISFUT), en la que se desglosan todos los gastos de los municipios. Toda esa información pasa luego por un modelo desarrollado por Carmenza Saldías, en el cual se observa el estado de los municipios en materia de ingresos, gastos, panorama fiscal y deuda.


Hasta el momento hemos ejecutado la medición en todos los municipios del país en las vigencias 2017, 2018 y 2019. Sin embargo, estamos afinando este piloto, concentrándonos específicamente en la ciudad de Cartagena.


La capital de Bolívar presenta un panorama especialmente retador en el escenario planteado por la pandemia. Además de niveles persistentes de desempleo, la ciudadanía también ha visto afectados sus ingresos y su capacidad adquisitiva por cuenta de la emergencia y de las insuficientes medidas del Gobierno nacional para hacer frente a la emergencia. La más reciente encuesta Pulso Social presentada por el DANE, por ejemplo, reveló que mientras el 81,6% de las personas encuestadas en Cartagena consumía en promedio tres comidas al día antes de la pandemia, en los siete días anteriores a la realización de la encuesta solo lo hizo el 40,5%.


La herramienta que venimos desarrollando se plantea como un instrumento que va más allá del diagnóstico. Si bien tener claridad sobre el comportamiento de los municipios del país en materia fiscal es sumamente útil, el análisis de estos datos permite afinar la formulación de políticas públicas y la ejecución de políticas sociales –especialmente cuando hablamos de las relacionadas con género–.


La pandemia ha profundizado y puesto de presente las brechas entre hombres y mujeres en materia de ingresos, seguridad social, acceso a oportunidades laborales, violencias basadas en género, y aquellas asociadas a la distribución inequitativa de las tareas de trabajo de cuidado no remunerado (TDCNR) que afectan especialmente a las mujeres en nuestro país. De esta forma, herramientas como las que venimos desarrollando pueden aportar conocimiento y acciones concretas para avanzar en medidas que cierren las brechas observadas.


En las próximas semanas les contaremos sobre nuestros avances y los primeros hallazgos.


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