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Impuestos y crecimiento económico

Se nos ha dicho muchas veces que los impuestos son una carga para el crecimiento económico y que, si bajamos los impuestos, las empresas contratarán más trabajadores, harán mayores inversiones y la economía crecerá. Curiosamente, empresarios exitosos como Bill Gates y Warren Buffet han dicho que deberían pagar mayores impuestos.

Ante la contradicción aparente, vale la pena darle un vistazo a los datos. El gráfico a continuación (tomado de Jones, 2016) muestra en el eje horizontal el nivel de riqueza medido como relación del PIB de cada país con respecto al de Estados Unidos, y en el eje vertical el recaudo de impuesto como porcentaje del PIB. El gráfico muestra que, si alguna, la correlación entre impuestos y riqueza sería positiva: los países más ricos tienden a recaudar un mayor porcentaje de su PIB como impuestos.

Colombia se ubica cerca del medio del gráfico en ambas dimensiones: es un país de ingreso medio que recauda un poco más del 20% del PIB en impuestos. Lo que sugiere que hay espacio para que todos los colombianos paguemos mayores impuestos.

Por supuesto, la relación es complicada: los países ricos usan sus impuestos para financiar costosos programas de educación que posiblemente sean parte de la razón por la que son ricos. Las comparaciones entre países resultan engañosas, y algunas personas han afirmado que los países ricos pueden cobrar impuestos altos justamente porque sus ciudadanos tienen mayores ingresos. Es decir, que en Colombia no podemos aumentar los impuestos porque aun somos muy pobres para hacerlo.

Para evitar comparaciones entre países, podemos concentrarnos en comparar tasas de impuestos en un mismo país a través del tiempo, y su relación con la tasa de crecimiento. Estados Unidos nos provee los mejores datos disponibles para este tipo de análisis. El siguiente gráfico (también sacado de Jones, 2016) muestra el recaudo del gobierno como porcentaje del PIB en el eje derecho y la tasa de crecimiento económico en el eje izquierdo.

Como se puede ver en el gráfico, la proporción del PIB que los gringos dedican a pagar impuestos ha aumentado espectacularmente durante el último siglo. En 1929, un estadounidense promedio pagaba cerca del 10% de su ingreso en impuestos, mientras que en el año 2000 pagaba casi un tercio. Yo invito a los lectores a calcular rápidamente qué porcentaje de sus ingresos dedican al pago de impuestos.

Lo que es sorprendente es que, a pesar del cambio enorme en las contribuciones al Estado, la tasa de crecimiento del PIB se ha mantenido estable. Por tanto, la historia de Estados Unidos tampoco sugiere que mayores impuestos vayan en detrimento del crecimiento económico. Al menos no cuando las tasas pasan del 10% al 30%.

Un estudio reciente de Jaimovich y Rebelo (2017) argumenta que mientras las tasas de impuestos se mantengan en un rango “razonable”, el efecto negativo sobre la tasa de crecimiento es mínimo. Más exactamente, encuentran que aumentar la tasa de impuestos de 30% a 60% reduce la tasa de crecimiento en menos de medio punto porcentual. En contraste, tasas más allá de 60% empiezan a afectar el crecimiento de manera mucho más importante.

En resumen, los análisis comparativos de países, la historia de Estados Unidos y el estudio citado anteriormente coinciden en sugerir que en Colombia tenemos bastante espacio para aumentar los impuestos sin que esto vaya a tener efectos negativos sobre nuestra economía.

Recientemente se ha hablado de aumentar las bases del IVA y el impuesto de renta a personas naturales. Por si solas, estas medidas tendrían un efecto negativo sobre la desigualdad que ya se encuentra en niveles muy altos. Sin embargo, si vienen acompañados de un incremento de la tarifa a las personas más ricas y compensaciones a las más pobres, tienen todo el sentido. Si bien no tenemos todos los detalles de la reforma tributaria que el gobierno pretende, las versiones que se han filtrado a los medios tienen esos ingredientes. En particular, se propone ampliar la base del IVA, aumentar a 37% la tarifa para personas que ganen más de 30 millones al mes, y una compensación monetaria para los colombianos más pobres (estratos 1 y 2). Una reforma como la descrita anteriormente es deseable. Lograríamos que todos los colombianos paguemos más impuestos y al mismo tiempo reducir la desigualdad.

Mantener el Estado es costoso. Pero los datos y estudios que traje a colación aquí me sugieren que los beneficios son mayores a los costos, y que contribuir un poco más valdrá la pena.

Referencias

Jaimovich, N., & Rebelo, S. (2017). Nonlinear effects of taxation on growth. Journal of Political Economy, 125(1), 265-291.

Jones, C. I. (2016). The facts of economic growth. In Handbook of macroeconomics (Vol. 2, pp. 3-69). Elsevier.

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